Servicio de Taxi para Medina de Rioseco

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Información sobre Medina de Rioseco

Medina de Rioseco es un municipio y ciudad de España, en la provincia de Valladolid, comunidad autónoma de Castilla y León, que posee los títulos honoríficos de Muy Noble y Muy Leal, así como el de Ciudad. Conocida también por los sobrenombres de la Ciudad de los Almirantes y la Vieja India Chica.

Tiene una superficie de 115,43 km² con una población de 4967 habitantes y una densidad de 43,13 hab/km². Es un municipio de la comarca de Tierra de Campos. Pasa el río Sequillo.

Localidad situada en el Camino de Santiago de Madrid.

La muralla medieval de la ciudad, conservada en algunos tramos, pero oculta por las viviendas, contaba con un total de ocho puertas, de las que hoy sólo se conservan tres:

La Puerta de Zamora, en el camino que conduce a Toro, es una reconstrucción del siglo XVI de planta cuadrada. Sobre cuatro arcos de medio punto se levanta un pequeño cuerpo en forma de torre.
La Puerta de Ajújar es la más antigua que se conserva de la muralla original. Si bien fue construida en el siglo XIII, por sus características responde a una tipología de arquitectura militar más propia del siglo XIV.
La Puerta de San Sebastián, que no formaba parte de la muralla medieval, es una obra del siglo XVI. Por los problemas de estrechez que se generaban en la Puerta de San Miguel, que impedía el creciente tráfico de mercancías en la zona, se mandó derribar esta última y construir la nueva puerta de San Sebastián en un lugar más alejado del centro de la ciudad.

Iglesia de Santa María de Mediavilla

Situada en el centro de la ciudad, es la principal de las iglesias y se sitúa en la cota más alta de la localidad. Su construcción comenzó a finales del siglo XV, sustituyendo a otro edificio anterior, cuyos restos se conservan en la Capilla de los Palacios. Su estilo es Gótico tardío, con añadidos renacentistas y barrocos, como la torre, reconstruida en 1700 al venirse abajo la anterior. En su interior se conservan las firmas de los constructores que tomaron parte en la misma.

En el interior del templo, destacan la Capilla de los Benavente, derroche de exuberancia escultórica. Toda la labor de yesería corresponde a los hermanos Corral de Villalpando y posee un complejo diseño iconográfico. El retablo de la capilla es obra de Juan de Juni y el diseño la reja, de Francisco de Villalpando. En el resto de la iglesia, destacan la reja, obra de Cristóbal de Andino y la sillería barroca, ambas procedentes del convento de San Francisco. Sobre el cancel de entrada se encuentra una piel de caimán, donada en el siglo XVIII, desde México, por don Manuel Milán, riosecano que llegó a ser alcalde de la ciudad de Puebla. Frente a la entrada principal se encuentra un órgano del siglo XVII y unas puertas renacentistas, antiguamente colocadas en el lado exterior de la entrada norte. El retablo mayor del templo es una excepcional pieza renacentista, obra conjunta de Gaspar Becerra, Juan de Juni y Esteban Jordán.

Iglesia de Santiago Apóstol

Comenzó a construirse al mismo tiempo que finalizaban las obras de Santa María, en estilo Gótico, pero sus trabajos se alargaron hasta el Barroco, momento en que se cerraron las bóvedas. Comenzó a alzarse en 1533 bajo la dirección de Rodrigo Gil de Hontañón pero interviniendo posteriormente diversos arquitectos de distintas épocas. Semejantes cambios en la dirección explica la diversidad de estilos de la iglesia. Como muestra están las fachadas. La portada sur es plateresca y guarda gran similitud con el diseño de la fachada del Colegio Mayor de San Ildefonso de Alcalá de Henares, y, junto con la sacristía, es obra de Gil de Hontañón. La fachada norte pertenece al gótico tardío, y la principal es clasicista, de fuerte impronta herreriana. El interior, con su planta de salón, y tres naves divididas por altísimos pilares, es de estilo gótico, con numerosos añadidos platerescos y clasicistas. Las bóvedas fueron realizadas con labores de yeserías policromadas, durante el Barroco, por Felipe Berrojo. Lo más sorprendente es sin duda el riquísimo y monumental retablo mayor, diseñado por Joaquín de Churriguera, con tallas de Tomás de Sierra.

Iglesia de Santa Cruz

Sus obras comenzaron a finales del siglo XVI, con un diseño de Rodrigo Gil de Hontañón, que por falta de presupuesto no llegó a realizarse. Sustituyó a otro templo anterior, que poseía una torre con un reloj, del que tan sólo se conserva una de las capillas, de estilo gótico primitivo y que se encuentra hoy empotrada en una vivienda del lado izquierdo de la plaza. Sus obras su sucedieron a lo largo del siglo XVII con numerosos avatares. Sus trazas son atribuidas a los maestros canteros cántabros Juan de Nates y Felipe de la Cajiga. La fachada es su elemento más singular; recrea el diseño del arquitecto italiano Jacopo Vignola para la iglesia del Gesù, de Roma, aunque con influjos herrerianos que aportan cierta severidad. El interior sigue los modelos de las iglesias jesuíticas, con la nave central más ancha de toda España y capillas laterales unidas por pasadizos. El interior se encontraba en siglos pasados ricamente adornado con retablos barrocos, una lámpara de grandes dimensiones, enterramientos, etc., convirtiéndose gracias a numerosos riosecanos desplazados a Las Indias, en la parroquia más rica de la ciudad. A finales de los años 1960 sufrió un grave incendio y en 1974 su fachada principal tuvo que ser sujetada con enormes contrafuertes al amenazar con venirse abajo. Esta dolencia ya la venía sufriendo desde siglos atrás, cuando tras el Terremoto de Lisboa, tuvo que desmontarse el coro, construir una nueva tribuna para el órgano y cerrar los arcos de las primeras capillas laterales. Al poco de reconstruirse esta fachada, (labor durante la cual se eliminó la cruz del remate), la bóveda principal se vino abajo. Su reconstrucción fue llevada a cabo por los arquitectos José Ignacio Linazasoro y Salvador Mata Pérez. En 1996 se restauró el atrio y se eliminaron los antiguos leones de piedra que marcaban el límite jurisdiccional de la parroquia en épocas anteriores, colocándose una lápida con una inscripción errónea en latín. Hoy alberga el Museo de Semana Santa y conserva en su interior varios retablos procedentes del mismo templo.

Iglesia de San Francisco

Iglesia conventual edificada en tiempos del Almirante de Castilla Fadrique II Enríquez, como segundo monasterio franciscano de la villa, tras el de Valdescopezo, como lugar de enterramiento para los miembros de su familia. Del recinto primitivo, se conserva solamente la iglesia, dedicada a la Virgen de la Expectación, apoyada sobre los restos de la muralla medieval; algunas capillas laterales del claustro, el basamento del mismo, la Sala Capitular y el Refectorio convertido hoy en Capilla de la Residencia de Ancianos. Dentro de esta institución pueden observarse la cocina, transformada en capilla secundaria para la Residencia, parte de un segundo claustro, un ala de celdas de los monjes que posee una escalera barroca, oculta tras unos servicios, y restos de esculturas en piedra y madera, vidrieras, así como parte del antiguo mobiliario. Hoy en día la iglesia y los restos del monasterio han sido convertidos en un museo de arte sacro, el Museo de San Francisco.

Aunque los cuatro templos mayores de Rioseco comenzaron a edificarse en intervalos de sólo cincuenta años, la iglesia de San Francisco fue la primera en construirse y puede considerarse como la más antigua. La iglesia ofrece al exterior un aspecto sobrio y sencillo, que contrasta con la magnificencia y ostentación del interior. De estilo gótico, el templo es de una sola nave con ocho capillas laterales cubiertas con crucería. De su decoración interior destacan dos retablos platerescos de piedra, las esculturas de los ángeles, las pinturas de la cúpula y dos tribunas de yeso.

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